CONVENCIÓN ORO. JAPÓN
Kon’nichiwa y bienvenidos a Japón.
Todos teníamos una imagen diferente de Japón algunos pensamos en la parte tradicional y otros en todas las modernidades que la caracterizan. Pero lo que realmente sorprende es el equilibrio con el que fusionan ambas cosas de la manera más natural gracias a su cultura.
Tras aterrizar y acostumbrarnos al cambio de hora pudimos disfrutar de todo lo que Kyoto y sus alrededores ofrecían empezando por el Santuario de Fushimi, y continuando en un recorrido que abarcaba El Templo de Oro, el de Tenryuji , el bosque de Bambú y el castillo de Nijo. Mantiene la esencia de la antigua capital nipona.
Pensábamos que el tercer día disfrutaríamos únicamente de la velocidad de los famosos trenes bala pero para sorpresa de todos Nagoya no sería nuestro único destino ese día. La fábrica de Toyota nos abrió sus puertas y pudimos conocerla desde dentro. Tanto el museo como la línea de producción del Toyota prius.
Finalmente llegamos a Hakone donde nuestro Ryokan nos esperaba para hospedarnos de la manera más tradicional. Los kimonos y sus baños termales completaron la jornada.
Continuamos con el viaje dirección a Tokyo, un recorrido que se vio amenizado por la visita a Owakudani y por un crucero Kaizokusen.
Pronto nos vimos rodeados de paisajes de ciencia-ficción y por los altísimos edificios que caracterizan a la capital. Los días en Tokio pasaron con celeridad, vimos la ciudad desde 450 metros de altura gracias al Sky Tree y también desde el cruce Shibuya donde el orden que caracteriza a la sociedad autóctona se hizo patente. Nunca veremos tantas pantallas juntas como en el barrio de Akihabara ni disfrutaremos de tanta paz como en el parque Hamarikyu. Es el jardín más grande de la ciudad pero también uno de los más bellos, tanto que hacía que olvidarás los rascacielos que nos rodeaban.
No obstante, si alguno necesitaba relajarse de otra manera, la sorpresa de una clase de percusión con los tambores Wadaikos tradicionales de Japón hizo que todos liberáramos tensiones.
Finalmente todo lo bueno se acaba, entre todos y con ayuda de un Karaoke pusimos la nota final a este maravilloso viaje, despidiéndonos también de la gastronomía japonesa, reflejo claro de la cultura de este país.
Para terminar haría referencia a un proverbio japones, que resumiría este viaje “Kawaii ko ni wa tabi o sa se” traducido: “Quien mucho viaja, mucho aprende”. Gracias Japón por enseñarnos tu cultura, tan diferente a la nuestra, tus tradiciones y todo lo que te hace tan especial.